Las leyendas de Mari, Inguma o Basajaun han cincelado la infancia de muchos y muchas de nosotros/as, pero parece que por desgracia van desapareciendo de nuestro imaginario. La cultura vasca es una cultura basada en la oralidad, transmitida de generación en generación mediante la palabra compartida.
Las palabras son también las grandes protagonistas de las Juntas Generales, ya que esta cámara es el núcleo principal del intercambio de palabras mediante las cuales tratamos de mejorar nuestro entorno. Creemos en la fuerza de la palabra porque entre otras cosas, nos han hecho llegar la esencia de la mitología vasca hasta nuestros días. Al fin y al cabo, quien cree, crea. Quien crea, hace, y quien hace se transforma y transforma su entorno.
Nuestros ancestros tenían esa creencia, y eran conscientes de la relación que tenían con la naturaleza y sus fenómenos; entendían que las mujeres y los hombres eran parte integrante de ella, no su dueño o esclavo. La cosmogonía vasca también nos muestra una manera de organizar la sociedad, tomando como base unas creencias y valores, siendo en esencia la personificación de antiguos valores.
La representación de la Cosmogonía Vasca que habita en la entrada de las Juntas Generales es el rastro de la leyenda que ha llegado medio escondida hasta nuestros días. El ingenio de Basterretxea han convertido las palabras y los valores en obra de arte. Como dice el dicho en euskera “Izena duenak izana badu”; todo aquello que recibe un nombre, existe. Gracias a esta serie, ahora también podemos decir que “todo aquello que tiene existencia, tiene también una imagen”. Que sean pues estas imágenes de leyendas, creencias y valores fuente de inspiración de nuestra labor diaria.